«Ejercicios de sustracción»
Espacio ProyectosOctubre 24 – Noviembre 23, 2019
Enfrentarse a ciertos espejos resulta angustiante. Puesto que algunos ya no devuelven el reflejo apaciguador de la forma completa y segura, sino que desvían la mirada hacia aquello que no queremos ver. Hacia lo que hay más allá de la imagen. Justo en ese punto del reflejo ciego se sitúa la apuesta artística de Rodrigo Echeverri, la cual transita por la compleja relación que se teje entre minería y paisaje.
Sus fotografías llevan al encuentro con los paisajes que deja la minería artesanal, convirtiéndolos en los testigos silentes e inexorables de las contradicciones que estos ejercicios de sustracción revelan. Así, la metáfora funciona para hacernos ver estas marcas que atraviesan montañas y ríos, y cual espejos rotos, las imágenes incompletas señalan las fracturas que producen unas políticas estatales excluyentes y violentas.
Si bien este parece ser el punto de partida de la obra, su apuesta va más allá de la mera representación de las metáforas ya expuestas, para avanzar en dirección de nuevos lugares de reflexión ética y política. De esta manera, Echeverri invita al espectador a cruzar las referencias temporales, lo sitúa en el corazón mismo de la experiencia colonial todavía vigente; fundada en el sometimiento de recursos humanos y naturales, así como en la segregación y exclusión de las poblaciones ancestrales.
Del mismo modo, las esculturas funcionan como espejos vacíos que reflejan la inquietud por los poderes que dictaminan y organizan los estándares, bajo los cuales se organizan estas dinámicas. De nuevo, “lo colonial” aparece proyectándose en las historias de vida y muerte que se entrecruzan, para dar lugar a preguntas profundas y perentorias acerca de la tierra y el progreso. Pero, sobre todo, llevan a indagar por el trabajo cotidiano de quienes habitan estos lugares, impugnando contra todo pronóstico las contradicciones del “desarrollo”.
Maestro en Artes Plásticas de la Universidad Nacional, Echeverri fue nominado al premio Luis Caballero en 2017. Desde los inicios de su trabajo ha demostrado una fuerte preocupación por las condiciones de violencia en Colombia, buscando la forma de materializarlas a través de una obra abstracta donde el color y la forma son su argumento.
Texto por María Alejandra Tapia Millán