El trabajo de Fernando García Vásquez se caracteriza por la utilización de técnicas análogas y diversas, como la pintura, el collage, los ensamblajes , y las instalaciones. Su obra está comprometida con la realidad histórica y social colombiana, valiéndose de la hibridación, de cierta actitud antropofágica donde interactúa y apropia de imágenes extraídas de la historia del arte, situándolas en la realidad especifica de la cotidianidad azarosa de vivir y trabajar en Colombia.
TEXTOS
El trabajo de Fernando García Vásquez se caracteriza por la utilización de técnicas análogas y diversas, como la pintura, el collage, los ensamblajes , y las instalaciones. Su obra está comprometida con la realidad histórica y social colombiana, valiéndose de la hibridación, de cierta actitud antropofágica donde interactúa y apropia de imágenes extraídas de la historia del arte, situándolas en la realidad especifica de la cotidianidad azarosa de vivir y trabajar en Colombia.
Por ejemplo en La Valija Diplomática, ó La Historia Portátil del Arte Colombiano surgió de su temprano interés en crear un museo andante que llevara pinturas memorables colombianas a los lugares donde el arte no llega. En un tamaño uniforme de 6 x 9 centímetros, el mismo tamaño de una cédula de ciudadanía, García Vásquez imitó con exactitud las técnicas de los artistas que reproducía, que van desde la pintura colonial de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos hasta el final del siglo XX, abarcando casi cualquier tema –retrato, paisaje, bodegones, abstracción- en 60 pinturas que viajan en una pequeña maleta.
Su interés en la historia del arte, en el entender la pintura y los pintores, y a la vez, su interés de alterar los originales lo lleva a su serie posterior Desnudos –El Eslabón Perdido-, un nuevo grupo de reproducciones de obras maestras a escala similar a como encuentra las imágenes reproducidas digitalmente en los libros, en los que comprende obras tan diversas como El nacimiento de Venus de Botticelli y/ó Los Halcones Nocturnos de Edward Hopper-.
Curiosamente, éste grupo de oleos sobre madera vienen motivados por dos razones especificas: Por un lado, son una respuesta al drama del secuestro y el desplazamiento forzado en Colombia –las escenas permanecen, pero los personajes no están, (los) han desaparecido-. Y por otro, obedecen al interés en entender nuestra relación con las imágenes y con la historia misma:
Cómo es la vida de una pintura cuando sus personajes se van a descansar y dejan de actuar? Por qué estas imágenes son en esencia importantes y han quedado en nuestra memoria colectiva? Cuál es el inicio, el limite y el fin de ésta pinacoteca? Qué queda en la imagen? Qué queda de la imagen?
La historia de la pintura se convierte en una especie de historia de lugares abandonados, una escenografía de lo probable. Por último, es necesario recordar que García Vásquez realiza sus obras como una forma de conocer a fondo la pintura y la intensión de los pintores. Pero su investigación difiere de la investigación que realizaría un historiador, en tanto García Vásquez al copiar interpreta las imágenes – como lo haría un músico ó un actor-. Es entonces una investigación a partir de la interpretación, donde se reúnen la invenci necesidadnteres icio de la copi de Arce y Ceballos la i pintura al oleo. Su investigacisar y dejan de actuar? Que queda en la ión y la ficción, donde el artista reconstruye lo que de otra forma no sabríamos o imaginaríamos ver.
Santiago Rueda Fajardo
Pintando de una manera tradicional, estas obras al óleo sobre madera tienen las mismas dimensiones que las reproducciones extraídas de libros de historia del arte.
A través de procesos de apropiación y manipulación de estas imágenes memorables de la historia del arte, en estas pinturas se hace referencia a una de las problemáticas sociales que por muchas décadas han afectado a Colombia, país natal del artista.
El despojo de la tierra a los campesinos y el desplazamiento forzado de comunidades rurales – a consecuencia del conflicto armado interno y de intereses económicos particulares – son sugeridos en los paisajes inhabitados de estas pinturas. Los personajes de estas obras maestras reproducidas han huido a esconderse en algún lugar desconocido, como si lo peor estuviera por acontecer. Su desaparición simultáneamente nos arrebata una sonrisa. La ausencia de gente en estas pinturas es un reflejo de esta cruda realidad. En este sentido ambos, los habitantes de las comunidades involucradas en el conflicto y nuestros recuerdos de las imagines originales, han sido arrojados a la deriva para ser olvidados.
Desnudos El Eslabón Perdido (2013 – 2015) nos invita a un acto de evocación; buscamos recuerdos de una existencia desaparecida. Las imágenes se han convertido en “pinturas desnudas” llenas de paradojas: lo que una vez nos fue familiar ahora es extraño, lo gracioso puede también ser espantoso y lo silencioso delator.