FERNANDO BOTERO
ACUARELAS RECIENTES
NOVIEMBRE 18 – ENERO 29 | 2022
Desde siempre, el dibujo ha sido considerado parte fundamental y el origen de la creación artística. En la tradición académica, donde las reglas fueron elaboradas por el renacimiento italiano, con la fundación de la academia de San Lucas, en Roma, en el siglo XVI, el dibujo se constituye base del proceso creativo y fundamento en el que todo artista tiene que adquirir maestría.
Sin sostener que Botero será fruto estrictamente hablando de un ambiente académico, tiene, sin ninguna duda, la influencia de un estilo de enseñanza en vigor en las escuelas de arte de América Latina cuando era joven. Más tarde, con sus viajes por Europa, adquiere un interés particular por el dibujo de los maestros renacentistas. Es así como Piero della Francesca, Andrea Mantegna y Alberto Durero constituyen parte de los antecedentes del dibujo de Botero. Posteriormente Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, el pintor colombiano más importante de la época barroca colonial, despertó en Botero una aproximación y un profundo interés por las formas volumétricas y sensuales ejecutadas con un solo trazo.
En la gran mayoría de los artistas, el dibujo revela una confrontación directa del hombre con la hoja de papel. Es así como el dibujo permite relacionarnos más fácilmente con el arte de la creación y de la elaboración de un vocabulario que precede el desencadenamiento de los procesos creativos. Por medio del dibujo se aprenden los diferentes procesos visuales destinados a traducir la visión del artista, que en el caso de Botero nace de su observación de la realidad cotidiana y de su mundo interior, utilizando diversas técnicas de dibujo. Los preparatorios, ejecutados en la fase inicial de una pintura o de una escultura sobre pequeños papeles, generalmente trazados con un lápiz, contienen la totalidad de una composición con todos sus detalles. Son el campo de experimentación para la composición de sus obras. En términos generales, la mayoría de sus dibujos son concebidos como obras finales. Estos dibujos son las obras más elementales del maestro Botero y, desde otro sentido, las más evocadoras.
La obra de Fernando Botero es universal en cuanto a que presenta imágenes que, aunque tienen una clara identidad a la vida en Latinoamérica, aun más la colombiana, donde el maestro vivió durante sus primeros 20 años, son parte de todas las sociedades. Es así como la obra de Botero se ha constituido en un ícono contemporáneo reconocido por todo el mundo, y esta estética boteriana ha quedado inmortalizada en sus dibujos, pinturas y esculturas.
Si debiéramos citar una sola característica común para toda la obra de Botero, esa sería la sensualidad generada a través del volumen. En su creación artística se expresan el poder de transformar la belleza y la naturaleza que redime los cuerpos, inherente al universo. En la gran mayoría de sus obras, Botero acentúa este aspecto de la sensibilidad estética para manifestar en ellas su propia alegría de vivir. Es así como el dibujo traduce de la mejor manera la humanidad que este artista expresa con un gran sentido del humor detrás de la máscara impasible de ser humano.
En estos dibujos, que Botero trabajó durante los últimos meses para la exhibición, los trazos se acompañan del color de la acuarela, técnica que comenzó a utilizar en los inicios de su carrera, influenciado por los antioqueños Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez. Como gran aficionado a esta difícil práctica, que ha trabajado en diversos momentos de su trayectoria, ahora, a sus 89 años, la retoma con imágenes referentes al amor, la familia, la pareja, mujeres de mundo, hombres en diferentes situaciones, animales y otros protagonistas de sus composiciones.