CARLOS ROJAS

JULIO 16 –  SEPTIEMBRE  3  |  2022

UN CANTO. HOMENAJE 25 AÑOS

El proyecto creativo de Carlos Rojas registra la trayectoria de un auténtico místico que concibió al arte como el medio más capacitado para expresar la multiplicidad de facetas en que se manifiesta lo divino y, en consecuencia, para sembrar amor y entusiasmo por la verdad a través de las imágenes. En la comprensión del artista, Dios es el nombre de lo bello y lo bello es verdadero. Lo verdadero a su vez es discernible en la contemplación de la infinidad de expresiones armónicas que habitan el universo del que formamos parte.

Para Carlos Rojas la esencia de la armonía se detecta en la geometría y en la matemática que subyace en todo lo perceptible. De allí su búsqueda apasionada, diversa e incesante en este territorio. De la versatilidad de sus investigaciones dan amplia constancia las distintas series que abordó a lo largo de su carrera, como las revisiones que efectuó sobre unos mismos planteamientos en diferentes momentos de su vida y a la luz de nuevas experiencias e indagaciones. Las mismas inquietudes están representadas con suficiencia en la variedad de colecciones que estructuró el artista con meticulosa atención. Entre ellas se ha destacado sobre las demás la impresionante cantidad de plantas, bonsáis y flores cultivadas, analizadas y cuidadas por el artista, lo cual da cuenta de un naturalista de talla mayor y así mismo, de un ecologista temprano y admirable. Están por descubrir con igual insistencia los demás capítulos que contribuyen a clarificar la mirada, el sentir y el pensamiento de Carlos Rojas, como su extensiva apreciación de lo bello. Coleccionó música, diseño, materiales, artesanía y arte popular, arte moderno y colonial de Colombia, tejido y literatura (lo que incluye filosofía, estudios místicos y científicos).

Tampoco se ha estudiado a profundidad al Carlos Rojas maduro, colector de deshechos y restos en los que leía indicios del acontecer en las urbes y en las distintas poblaciones que recorrió. En las selecciones de objetos que reunió en esos lugares indagó formas, estructuras e historias vitales y humanas. Pensando en las historias se enfocó en descifrar el tiempo real, no el representado al que se había dedicado anteriormente. Profundizó entonces en las huellas que traza la vida misma, en la alquimia que hace posible la existencia de la materia, y que la modifica en procesos que parecen culminar con la muerte aunque, por el contrario, impulsan el renacimiento y así sostienen a la eternidad y a la transformación. mater materia y mutantes fueron las series que respondieron a esas observaciones. En mater materia el gesto cobró relevancia, y la geometría y la matemática se internaron en los espacios fundamentales y menos evidentes de la composición, aunque son perceptibles en todo caso como conceptos hondamente asimilados. En mutantes, el artista volvió a expresarse claramente como un geómetra y como un constructor.

En el período en que Carlos Rojas desarrolló Mater materia y Mutantes los conflictos en Colombia se agravaron radicalmente. Amenazado de secuestro y extorsionado varias veces, el artista vivió las circunstancias en carne propia. Aún así, atenazado por el temor y profundamente conmovido por los hechos difíciles de cada día, continuó tratando de entender en el arte las razones detrás del impactante escenario. Recogió restos del conflicto que le brindaban significados en algunos de los lugares castigados que visitó. En su taller los organizó con el propósito de refundar con ellos órdenes y armonías. Tenía el absoluto convencimiento de que recomponer e inspirar a través de la creación poética constituye el camino adecuado para enfrentar la inconsciencia.

En los años en que entre estallidos y confrontaciones dejó de escucharse el canto de los pájaros, Carlos Rojas no detuvo la composición de la extensa canción que le dedicó a la divinidad, al amor, a la belleza, a la verdad y al sentido profundo de la existencia. Mater Materia, Mutantes y Por pintar, la última serie en la que trabajó, pueden leerse como una de las principales consecuencias de la perseverancia del artista en la construcción armónica y, de esa manera, como expresión de resistencia ante la eliminación de la vida.

En Por pintar, Carlos Rojas actualizó su visión de la pintura con el uso del collage. Regresó al trabajo con pinceles para diseñar con ellos estructuras novedosas y coloridas, en el entendido de que a la pintura le faltaba un largo recorrido en el mundo de la creación de imágenes. Así enfrentó a la miopía de quienes han sentenciado en varios momentos la muerte o la agonía de este medio. En particular en esta serie, Por pintar, el artista avisó cambios decisivos que vislumbró en el mundo por venir, por lo que expresó su deseo entusiasta de participar de ellos. La historia que ha seguido al fallecimiento del artista le ha otorgado entera razón a su adelantada visión: el interés creciente por la espiritualidad y por la ecología ha iluminado el mundo de la cultura, las estructuras han comenzado a cambiar en forma decisiva, la historia comienza a adoptar una lógica que sobrepasa lo binario, cuestión que redefine a la matemática y a la geometría. La humanidad se entiende cada vez más en su condición cósmica y en la unidad de la creación, lo cual ha exigido entender el valor de la armonía con el apoyo de las ciencias y del legado de los grandes místicos.

María Iovino