MARCO MOJICA

«TECNIRAMA»

SEPTIEMBRE 10 –  OCTUBRE 17  |  2014

En esta exhibición Marco Mojica vuelve a mezclar información e imágenes de segunda mano (imágenes que circulan en las redes sociales o en medios impresos), es decir, vuelve a jugar con la historia (según Agamben los artistas como los niños juegan con la historia) con el gusto y el dominio técnico que le caracteriza. Porque está claro que la técnica (el control de la mente y el ojo sobre la mano y el uso de los medios) es fundamental en la obra de Mojica. De tal manera, esta exposición puede ser vista como homenaje a la “técnica” y más específicamente, como homenaje a esa vieja enciclopedia que estaba en su casa y que escudriñaba de niño maravillado y lleno de asombro (o de sospecha), donde encontraba tanto información sobre los picos de las aves como sobre porqué las cosas flotan.

Así, en esta muestra, Mojica comparte algunos detalles de su querida Tecnirama (publicada por la editorial argentina Codex, que curiosamente, también imprimió historietas hasta su cierre en 1978): somos testigos de su nombre, número de volúmenes, color de la pasta, dimensiones y de algunas de sus ilustraciones… y el dato que más salta a la vista es sin duda su desgaste, su edad, su caducidad. Esta exposición es, entonces, una oda al pasado, una oda al papel amarillento de aquellos libros de pasta rota que le enseñaron desde la biblioteca de su casa cómo es el mundo.
 
Pero la vieja enciclopedia no está sola en esta exhibición. En los dibujos de gran formato un niño disfrazado de Capitán América la ojea, así como ojea el número dedicado al mercado del arte de Art in América. Y la combinación de tal información visual comienza a insinuarnos otras cosas (para disfrutar plenamente de la obra de Mojica hay que hacer lo que hace su personaje enmascarado: hay que escrutar con cuidado eso que se nos presenta, como un niño ágil y divertido, en busca de las pistas que señalen el paso a seguir). Y aquí la ilustración se rompe. La lectura lineal (enciclopédica) de la obra se quiebra y multiplica, se vuelve irónica y esquiva y nos llena de dudas. ¿Por qué vincular un personaje de cómic gringo, una enciclopedia y una revista norteamericana dedicada al mercado del arte? ¿Es la ciencia como el arte, una ficción cuya factibilidad es apenas un acuerdo? ¿Por qué lee con sospecha nuestro pequeño héroe esa revista de arte? Sin duda la mirada (el gesto) del niño disfrazado nos da una pista: en una sociedad eminentemente visual y promiscua como la nuestra, hay que ver, hay que leer con cuidado la información que nos ataca desde todos los flancos pues posiblemente ni el arte, ni los cómics, ni la ciencia son lo que parecen.

Sin duda, la imagen (y su manipulación) se ha convertido en el arma más letal en la historia de la humanidad. Eso lo sabe el Capitán América, lo saben los de Art in América y lo sabe, por supuesto,
Marco Mojica.

 

Humberto Junca Casas

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