Monólogos

 

Espacio Proyectos
Marzo 12 a Abril 11 de 2015

 

Texto Sala

 

En el 2005 dejé la facultad de arquitectura en Barcelona y me dediqué a la fotografía. La arquitectura me apasionaba, pero entendí que podía desarrollar mi interés por el espacio a través de un medio sin restricciones, prácticamente inmediato y en el que no dependía de nadie más.

 
Recientemente, inmerso en la transición de fotografía a escultura, recordé mi época como estudiante de arquitectura. Disfrutaba mucho el momento de decidir dónde dibujar el personaje representando la escala humana en los planos ya terminados. El momento de habitar el espacio. Un momento que ha estado presente y ha sido fundamental en todo mi trabajo.

 
Me interesa la relación entre espacio y escala de la figura humana como una alegoría de nuestra experiencia en una realidad llena de preguntas que no tienen respuestas. En mi fotografía de calle he explorado esta relación buscando el momento de habitar espacios meticulosamente estudiados con la presencia de algún transeúnte. Cuando decidí generar espacios propios para hacer los Monólogos pude descansar de las limitaciones de la realidad, evitar connotaciones geográficas y hacer lo que nunca pude hacer como estudiante de arquitectura, que las cosas no tengan que tener una justificación. El absurdo se convirtió en un elemento esencial para explorar la ambigüedad existencial en la relación espacio-individuo. El paso fue gradual, primero con maquetas de papel y cartón construidas para ser fotografiadas, pasando por trabajar el papel como medio escultórico hasta llegar a las esculturas hechas con objetos encontrados, concreto, hierro y madera.

 
Al trabajar con objetos y materiales encontrados tuve el placer de descubrir un proceso muy similar al que utilizaba en mi fotografía de calle. Salir a buscar espacios y estudiar cómo habitarlos a partir de las geometrías ya existentes. Darle importancia dentro de la composición a elementos del azar como las manchas, grietas o imperfecciones de una superficie. Buscar una abstracción arquitectónica.
En Monólogos no hay un individuo con el cual contrastar el espacio, este es el primer trabajo en el que no he incluido a un personaje. Las sillas, puertas y escaleras sugieren este personaje y nos dan referentes con los cuales medir el espacio.

 
Espero que para el espectador sea fácil volverse el personaje ausente, sentarse en la silla, habitar el espacio, recitar su monólogo. Son espacios para pensar en voz alta. Lugares con mucho silencio. Escenografías esperando a que algo suceda. Un juego geométrico basado en definir los límites del vacío. Construcciones que generan una contradicción visual, que obligan a dimensionar la misma distancia como grande y pequeña a la vez.
Creo que es difícil no meterse en la pieza y caminar, de una silla a la otra, del borde del espacio a la escalera que no va a ninguna parte, subir esa escalera así no vaya a ninguna parte, generar pequeñas narrativas irracionales. Son espacios en donde el absurdo es permitido, en donde el estar no está sujeto a una actividad racional.

 

Sebastián Dávila

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Para esta exposición, su primera en escultura, Dávila toma como punto de partida el momento en el que el ser humano habita un espacio. La ambigua y continua reflexión sobre la existencia se convierte en el eje del trabajo de Sebastián. Monólogos surge como un proyecto resultado de un proceso plástico y temático que Dávila ha venido desarrollando en los últimos dos años. El artista comenzó fotografiando espacios construidos por el mismo en papel, después estuvo un tiempo trabajando el papel como el medio en sí, para luego adentrarse en un proyecto escultórico usando principalmente hierro, concreto y madera. Los Monólogos surgen de objetos y elementos encontrados, que el artista replantea como escenarios donde el encuentro entre espacio y la escala humana rompe con las limitaciones espaciales y dimensionales, e invita al espectador a meterse en la pieza, a convertirse en el personaje ausente y recitar su propio monólogo. En la búsqueda de una abstracción arquitectónica y una composición geométrica rigurosa, que empezó desde su trabajo fotográfico, Dávila logra sintetizar y controlar los límites del espacio vacío. Retoma el estudio minucioso de las sutilezas e imperfecciones del material y los objetos recogidos para habitarlos a partir de las geometrías ya existentes consiguiendo el equilibrio entre la rigurosidad y la mutabilidad de la materia. Estos espacios llenos de sillas vacías, puertas y escaleras que no van a ninguna parte sugieren pequeñas narrativas irracionales. Son espacios en donde el absurdo es permitido, en donde el estar no está sujeto a una actividad racional.

El trabajo de Dávila se ha exhibido en ferias internacionales de arte como artBO, ArteAmericas y Fotográfica Bogotá, al igual que en importantes museos y galerías, entre los que cabe destacar el Museo de Arte Latinoamericano en California (MOLAA). Su fotografía ha sido expuesta en ciudades como San Francisco, Los Ángeles, Nueva York, Washington, Miami, Barcelona y Kyoto. En 2010 Sebastián Dávila recibió el premio Distrital de Exposición Individual en la Galería Santa Fe.

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