«De la tradición escultórica a la contemporaneidad»

Galería
Julio 11 – Septiembre 9 de 2019

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La escultura es un medio de expresión presente desde la Prehistoria: iniciando con la Venus de Willendorf, pasando por Mesopotamia, Egipto y hasta la escultura griega y romana, esta ha estado sujeta a la representación de la figura humana, animales, deidades y costumbres de diversas civilizaciones. Es a partir de las figuras de Grecia Antigua que se desarrolla la idea de la escultura canónica, concepto que definió los parámetros de belleza, armonía y estética en Occidente y que se mantuvo vigente en la representación tridimensional hasta finales del siglo XIX. Esta escultura tradicional utilizaba primordialmente la piedra, el mármol, el bronce, la arcilla y la madera como materiales que se trabajaban por medio de la talla, el modelado y el vaciado del metal, técnicas enseñadas a los artistas dentro de la formación académica.

Con la llegada de la modernización y continua industrialización del siglo XX, los artistas rompieron con la tradición escultórica introduciendo la escultura-objeto en el medio artístico, utilizando nuevos materiales manufacturados, vigentes en el arte contemporáneo. Distintos movimientos de principios de siglo como el Cubismo, el Dadá y el Futurismo se alejaron del aspecto manual de la creación, introduciendo los assemblages, compuestos por materiales industriales, y el readymade que tomaba objetos cotidianos y los convertía en obra de arte. A mediados del siglo XX se acentuó el uso del plástico y del vidrio gracias a su potencial escultórico, maleabilidad y flexibilidad. Estos materiales rompieron con la solidez del volumen presente en la escultura tradicional, incorporando el juego con la luz y con el espacio en el proceso artístico; de este modo la escultura/objeto introdujo el entorno como parte de la obra, en vez de valerse por sí misma como lo hacía anteriormente.

En Colombia, un país donde el arte se resistía a dejar la figuración y la representación naturalista, bajo la batuta de Edgar Negret (1920-2012) y Eduardo Ramírez Villamizar (1922-2004), en los años cincuenta se abrió camino al modernismo; al arte abstracto. Negret, con sus Aparatos Mágicos, ensamblajes de metal pintados y Ramírez Villamizar con sus Construcciones, dieron paso a una generación de artistas jóvenes con gran capacidad de exploración, quienes introdujeron al contexto nuevos materiales y nuevas técnicas. Las generaciones posteriores se dividieron en dos vertientes: los jóvenes más inclinados hacia las vanguardias y aquellos que se mantuvieron dentro de la estética y la labor académica.

Dentro del grupo de artistas más tradicionales se encuentran Enrique Grau (1920-2004), Fernando Botero (1932), Ana Mercedes Hoyos (1942-2014) y Darío Morales (1944-1988), quienes se mantuvieron dentro del lineamiento tradicional de la escultura, por medio del trabajo del bronce y de la representación de figuras humanas y de animales. Por su parte, Débora Arango (1907-2005) indagó entorno a la cerámica y a las posibilidades de modelado de este campo. Por otro lado y buscando romper con las fronteras de la escultura con otras disciplinas artísticas, los jóvenes más inclinados hacia la vanguardia como Feliza Bursztyn (1933-1982) con la utilización de la chatarra, Carlos Rojas (1933-1997) con el uso de materiales reciclados, Bernardo Salcedo (1939-2007) con el ensamblaje de elementos encontrados y Olga de Amaral (1932) con la indagación alrededor del textil como medio, crearon esculturas-objeto que se salieron del ámbito académico y llevaron a la escultura colombiana a la innovación de la técnica artística y hacia el camino de la contemporaneidad, rompiendo con la tradición.

Sebastián Dávila (1981), artista invitado de esta muestra, propone composiciones que sugieren narrativas absurdas. Por medio del ensamblaje de objetos encontrados y de la utilización del concreto, busca transformar en lugar lo que ya se consideraba desecho. Dávila utiliza códigos arquitectónicos indiscutiblemente utilitarios como la puerta o la escalera, despojándolos de su funcionalidad. En su obra más reciente, hace especial énfasis en la integración de las piezas con su contexto, manteniendo el juego con el espacio negativo e incorporando los efectos de la luz en sus piezas.

Hoy en día la idea de lo escultórico continúa ampliándose; de la escultura trabajada con las manos, al readymade y al assemblage, hasta la impresión digital, este medio artístico sigue explorando los límites cada vez más difusos entre el objeto cotidiano y la obra de arte. En esta primera edición de Del objeto al sujeto participan alrededor de sesenta artistas, colombianos e internacionales de diversa trayectoria, que abordan desde diversos lenguajes y técnicas las posibilidades expresivas de la tridimensionalidad y los cambios que se han en los últimos setenta años.

La exposición Del objeto al sujeto pretende plasmar la evolución de la relación entre el objeto escultórico y el sujeto que lo contempla, reflexionando sobre la transformación que se ha producido a lo largo de los movimientos estéticos y artísticos no sólo en el propio hecho plástico sino en la percepción que se ha producido y produce ante él por parte del espectador.

AMELIA PRADILLA GAVIRIA