CAMILO BOJACÁ

«PLANO DE CORTE»

ABRIL 27 –  JUNIO 3  |  2023

Históricamente, la transformación en la forma de concebir el espacio desembocó a su vez en otra: la del arte mismo, en un diálogo entre interioridad y exterioridad. Las distintas formas de asumirlo han generado contraposición entre la arquitectura clásica, la moderna y la contemporánea: estatismo, dinamismo y disonancia.

El carácter monolítico de la arquitectura clásica es intervenido perceptual y matéricamente por Camilo Bojacá, quien se apropia del espacio arquitectónico mediante la práctica escultórica, que bien podría ser un dibujo expandido o el diseño de una espacialidad que desborda sus propios límites y replantea sus presupuestos físicos, técnicos y estéticos. El espacio es un concepto que subyace en el fondo de toda la práctica escultórica, de la instalación y plástica del artista.

En Plano de corte, las obras expuestas tienen anclaje en el constructivismo, al resaltar la idea de ensamblaje, en el minimalismo, mediante la técnica de soldadura autógena, lo que permite al artista “dibujar en el aire”, y el manifiesto realista, en el que se proclama que espacio, masa y volumen no son lo mismo.

Hay un punto de quiebre en la obra, que es la escala de la arquitectura en las páginas de los periódicos La América Ilustrada (1872), El Correo de Ultramar (1853) y La Ilustración Española y Americana (1869), y los paisajes arquitectónicos geometrizados que proyecta Bojacá. La escala establece un punto de contacto con la arquitectura clásica, de estilo Haussmann o neoclásica, ya que la escultura/dibujo expandido que instala Bojacá adquiere un formato aumentado que desborda la concepción arquitectónica como objeto de la contemplación, y ofrece una multiplicidad de percepciones que se generan en el espacio.

La escultura/dibujo expandido hace uso del vacío1  mediante el carácter modular y repetitivo que configura los puntos geométricos que tensa el artista al mirarse en el espejo de las arquitecturas, paisajes y detalles naturalistas que interviene.  No lo hace para competir con las formas clásicas y el ornato en sí mismo, sino para lograr unas coordenadas en equilibrio que acentúan el valor de los grabados antiguos sobre los que trabaja, entendidos estos periódicos de época como el territorio inherente a la obra de arte que produce Bojacá y en la que el espacio pasa de ser accidental a esencial. La escultura/dibujo expandido y geometrizado del artista incorpora las nociones de fragmentariedad, fragilidad y dinamismo.

Estas transformaciones que el artista hace en el espacio de las arquitecturas clásicas, como en los módulos de geometrías abstractas, cobran vida como el tejido que permite la interacción, el recorrido, el habitar y la percepción. En él, la obra de arte y las arquitecturas preestablecidas se integran para hacer posible la experiencia artística que incluye, a su vez, tanto el espacio ocupado como el vacío. En esto radica una conciencia del espacio como valor artístico: el entramado de su totalidad, visible o invisible, es lo que configura la vivencia. El espacio en la obra de Bojacá es una cuestión fundamental para el arte porque, más allá de su teorización, la vida crece y se crea sobre y junto al espacio.

Si el arte es capaz de generar una transformación en la forma de concebir el espacio, entonces, en el fondo, también tiene la capacidad para transformar la forma de concebir la vida, y con ello, la vida misma.

1 -No hay una existencia real del vacío, pues su exploración a través del arte evidenció precisamente que aún en la ausencia de materia concreta, el espacio es afectado por la luz, el sonido y la vibración. El silencio y el vacío no equivalen a una nada sino más bien al telón de fondo o a la hoja en blanco sobre la cual ocurre todo, se convierten entonces, ellos mismos también en material.- Maderuelo, J. (2008). La idea del espacio en la arquitectura y el arte contemporáneo (1960 – 1989). Madrid: Akal.

Lucrecia Piedrahita Orrego
Arquitecta y curadora de arte