MARCO MOJICA
ITISCAKE?
SEPTIEMBRE 5 AL 19 DE OCTUBRE | 2024
Para Marco Mojica lo central lo absorben las concepciones artísticas y las traducciones que ellas ganan en las diferentes instancias en las que circula la información cultural. La obra de este artista constituye por lo mismo un mecanismo de revisibilización de la de muchos otros, de la mano de comentarios propios que las transforman mientras generan cuestionamientos acerca de los asuntos de la significación, de la propiedad y de la porosidad cultural, entre otros.
En lo esencial, el arte conversa tanto con lo real como con el arte mismo y es esta conversación la que orienta, instruye e inspira la interiorización en la que se basa la construcción del propio universo. Las influencias que determinan los recorridos por los que optan los artistas son por lo mismo guías que, si no se plantean, se deben descifrar como apoyo necesario para la adecuada comprensión de las búsquedas creativas. En el proyecto de Mojica el juego creativo y lo que éste se interroga se presenta abierto, sin que ello le reste interés a la obra. Por el contrario, los debates recientes sobre las fronteras del arte y de lo cultural subrayan en general la importancia de las reflexiones propuestas por artistas como él y algunos otros que han sido faros decisivos para su investigación, como la fotógrafa norteamericana Louis Lawler.
La amplísima y distorsionante circulación de la información implica que cada vez más se deban remontar formulaciones destacables, que pasan fugazmente y, si acaso, llegan a ser medianamente leídas, si no quedan expuestas a la pérdida total de sentido entre el tráfico apabullante de frases y de imágenes. A pesar de lo mucho que se ha dicho y pensado a este respecto se precisan más espacios en los cuales se indague con concentración acerca de lo que desbaratan, afirman o en realidad amplían la reproducción, la traducción y la copia, por ejemplo. Los señalamientos imprescindibles perviven marcando derroteros valiosos gracias a la defensa que se hace del sentido que ellos cobijan, trabajo para el cual también resulta pertinente la comprensión a la que conducen intervenciones paradójicas como puede ser la de la falsificación.
En el constante desarrollo de esas ideas y discernimientos, en esta propuesta Marco Mojica le da un nuevo giro a su mirada sobre el universo de la reproducción a partir de las reflexiones que le ha despertado un popular reality producido por Netflix. En este, un grupo de pasteleros compiten en la creación de copias de objetos reales, con tal perfeccionismo que las copias llegan a ser indistinguibles del modelo que siguen. Surgen no pocos interrogantes de una propuesta semejante: qué tipo de mitologías basadas en la en la materialidad o en la formalidad inspiran a un planteamiento efectuado para ser en todo caso literalmente ingerido y digerido; qué factores hacen que el consumo más directo de todos, el de lo que se lleva a la boca, llegue a afectarse por las fantasías e iconografías del mercado o de lo público; qué similitudes se presentan con el mundo del mercado del arte en su comportamiento de rueda suelta e independizada del sistema cultural y ligada contradictoriamente al de las construcciones de eminente significación monetaria.
La primera observación que agrega Mojica a las obras de otros artistas la constituye su relectura en pintura de carácter realista y en el formato que él decide. Esta acción, al tiempo que afecta el aura de la obra original, la dota de una nueva que llama a repensar su propósito. Mientras tanto redefine también el medio en el que inicialmente se trabajó la obra, lo cual en gran parte de los casos reubica proposiciones tridimensionales en el espacio bidimensional, como ya lo hizo antes la reproducción fotográfica de la que parte el artista. La propuesta también reintroduce al mercado íconos que para muchos han pasado a ser una imagen más entre muchas otras, con la idea de que una nueva imagen haga otro aporte para su fortaleza.
María Iovino